Suiza, un buen ejemplo para Asturias



Cuando recorres Suiza te das cuenta que el desarrollo al que aspiramos aún esta lejos. Al atravesar los Alpes entre túneles y rodeado de naturaleza, de lagos y montañas de enorme envergadura y arribas a un pueblo de 10 o 12 casas con comodidad te das cuenta de la demagogia que se utiliza en la actualidad con las políticas medioambientales en Asturias. Ves como sus pueblos están absolutamente inmaculados, como se ha hecho país desde el pueblo a la ciudad y no al revés, cómo se aprovechan todos los recursos, cómo no hay un metro cuadrado improductivo. En Asturias más de la mitad de nuestro territorio está infrautilizado y sin embargo, pagamos gran parte de nuestro sueldo en adquirir productos de terceros países que bien podía dar nuestra tierra.
No quiero caer en un pensamiento autárquico sino poner en valor nuestro territorio.


En Suiza, ejecutivos que compaginan su vida profesional entre Ginebra o Zurich y el resto del mundo viven en áreas rurales pero que cuentan con excelentes comunicaciones. Esta es la clave.





Es un error tratar de concentrar la población asturiana en el área central, un error que trae consigo desmotivación en las personas que viven en el ámbito rural por no contar con unos servicios a la altura del siglo en el que vivimos. No se vive mejor en una urbanización entre Oviedo y Gijón que en un pueblo del concejo de Cangas del Narcea siempre y cuando exista una autovía que comunique Cangas con Oviedo y el aeropuerto en 45 minutos y que les conecte con la meseta en otro tanto. Sin sus alas Asturias no puede volar.


Asturias, para dar ese salto de calidad necesita también cantidad, cantidad de campos que produzcan cosas, cantidad de vacas que den carne y leche, cantidad de árboles que nos permitan ser una potencia forestal, cantidad de gentes que vivan con gozo en y de los núcleos rurales. En Asturias no sólo debemos apostar por la calidad sino también por la cantidad pues somos tierra de abundancia, sólo hay que ver nuestros rebosados platos, nosotros no engañamos, no damos gato por liebre, somos generosos y esa fama es la que más atrae, es nuestra mejor tarjeta de visita por encima incluso de nuestros monumentos naturales.


Una vez más reclamo la autovía La Espina - Ponferrada, una vía que va a vertebrar Asturias y que nos va a reconciliar con nuestro pasado, va a cerrar las heridas de quienes tuvieron que huir de aquí para ganarse la vida y que ahora vuelven admirados de lo que hemos hecho. Algunos de ellos contribuyeron con su trabajo a modernizar Suiza, y también Bélgica y otros países y con las divisas que mandaban también aportaron su granito de arena al desarrollo asturiano. Muchos de ellos también eran de Tineo, de Pola de Allande, de Cangas del Narcea, de Ibias o Degaña y es justo que ellos puedan retornar fácilmente con una vía de alta capacidad ahora al pueblo que los vió salir hace unos años muy a su pesar.